Estoy leyendo y me encuentro con esto
Pero quiero ir más allá del cuerpo de Grace, más allá de los incidentales detalles de la persona física. Los cuerpos cuentan, desde luego -cuentan más de lo que estamos dispuestos a admitir-, pero no nos enamoramos de los cuerpos, nos enamoramos de lo que somos, y si en gran parte nuestra naturaleza se ve circunscrita a un ámbito de carne y jueso, también hay otra cosa. Eso lo sabemos todos, pero en cuanto nos apartamos de un catálogo de apariencias y cualidades superficiales, las palabras empiezan a fallar, a desmenuzarse en confusiones místicas y metáforas nebulosas, insustanciales. Algunos lo denominan la "llama de la existencia". Otros, la "chispa interior" o la "luz íntima de la personalidad". Y otros se refiene a "la llama de la esencia". Los términos siempre evocan imágenes de luz y calor, y esa fuerza, ese principio vital que a veces llamamos alma, siempre se comunica al otro a través de la mirada. Seguro que los poetas acertaban al inssitir en ese punto. El misterio del deseo empieza cuando se mira a los ojos al ser amado, porque únicamente allí puede percibirse un destello de quién es esa persona.
Sea mas o menos romantico, y estando de acuerdo o no, hay que reconocer que son unas bonitas palabras.